El pH de la piscina es muy importante para mantener el agua limpia y disfrutar de nuestro baño de forma segura. El cloro y el pH son elementos necesarios para que la piscina esté en óptimas condiciones para bañarnos.
Hay que analizar el agua de la piscina para evitar que los niveles de pH sean muy bajos o muy altos. Los valores para un pH neutro están entre 7,2 y 7,6 es el rango en el que debería estar el pH para el correcto mantenimiento y cuidado de la piscina. Cuando está fuera de esos valores el cloro se elimina y pierde su eficacia.
¿Qué significa un pH del agua bajo?
Un pH inferior a 7,2 puede causar irritaciones en los ojos y mucosas, favorecer la corrosión de tuberías, partes metálicas de circuitos, bombas y productos metálicos como las escaleras, además puede producir manchas en los recubrimientos de pintura.
Otra consecuencia de un pH bajo es que el cloro y otros desinfectantes no sean tan efectivos, con la posibilidad de que algunas bacterias peligrosas no se eliminen.
¿Qué significa un pH alto?
Cuando el pH de la piscina es mayor de 7,6 los bañistas pueden sufrir, irritaciones o picor en los ojos y mucosas, irritaciones en la piel, rojeces en la piel, etc. Además en la piscina habrá problemas de turbidez, aumento del consumo de productos químicos, formación de incrustaciones en el vaso, las conducciones, circuitos y bombas, viéndose afectadas las tuberías e instalaciones, además se produce una menor eficacia desinfectante del cloro por su rápida pérdida.
Por eso mantener unos niveles de pH y cloro adecuados es fundamental. El pH sube al evaporarse el agua con el calor del sol y el viento, también afecta la cantidad de cloro y la acidez del agua, además de las lociones, cremas solares, sudor, restos de pelo y piel muerta que se van quedando en el agua de la piscina.
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